
Michelle y Jeff se llenaron de felicidad cuando se enteraron de que iban a tener un bebé.
Luego, un examen de ultrasonido a las 20 semanas del embarazo reveló que el feto tenía espina bífida, una malformación congénita que ocurre cuando la columna vertebral y la médula espinal no se forman de manera adecuada. La espina bífida puede causar parálisis y otras complicaciones serias.
Se derivó a la pareja a un ensayo clínico en la Universidad de California, Davis, que lleva a cabo la Dra. Diana Farmer, cirujana fetal y neonatal reconocida a nivel internacional, y su colega, el Dr. Aijun Wang.
En este ensayo clínico, que se basó en una previa investigación financiada por el CIRM, se repara el defecto espinal aplicando células madre de una placenta donada, las cuales se insertan en una estructura sintética y se aplican al defecto de la médula espinal mientras el bebé se encuentra todavía en el útero.

El hijo de Michelle y Jeff, Tobi, fue el segundo paciente que recibió este tratamiento. Michelle dijo que la cirugía fue difícil, pero el nacimiento de su bebé valió la pena.
“Cuando lo abrazamos por primera vez dijimos, ‘No puedo creer que hayamos hecho esto. Lo logramos. Lo hicimos sin saber si funcionaría’.”
A los tres meses, el progreso de Tobi parece promisorio. Jeff y Michelle saben que pueden surgir problemas más adelante, pero por ahora se sienten agradecidos de haber formado parte de este ensayo.
To read this blog in English, click here.